Los traslados de la estatua de Colón
By Silverio Perez

Hoy es miércoles Santo y no quisiera empañar el espíritu de solemnidad de esta semana contándoles de las peripecias de Trump. Hablaremos de otro mito: el del hombre que trajo la fe cristiana a estos lares: Don Cristóbal Colón...
...cuya estatua ahora la van a mover del barrio islote de Arecibo y la traerán de nuevo para Cataño donde antes estuvo su cabeza, un tanto mareada por los espíritus destilados que salían de la destilería Bacardí.
El traslado costaría nada más y nada menos que 10 millones de dólares. Ustedes se imaginan lo que se podría hacer para las comunidades pobres de Cataño o de Arecibo con 10 millones de dólares. Ahora, la pregunta que yo me hago es cuál es el empeño con Cristóbal Colón. ¿A cuál Colón queremos honrar?
¿A Colón el despistao?
Éste salió el 3 de agosto de 1492 a buscar una ruta para llegar a lo que hoy sería India y China, buscando rutas más cercanas para el negocio de la compra y venta de la seda. El 12 de octubre juró que lo había logrado, pero realmente llegó a una isla en las Bahamas a la que llamó San Salvador sin importarle que los nativos la llamaban Guanahaní.
Al nombre Guanahaní
Colón atención no dio,
un nuevo nombre escogió:
“he de bautizarte así:
San Salvador”. Y fue allí,
erigiéndose a sí mismo
paladín del cristianismo
y también, por lo que leo,
trajo un legado europeo
llamado el COLONIALISMO.
Cristóbal Colón le escribe entonces a los Reyes, y como creía que había llegado a la India le llamó “indios” a los aborígenes que encontró y les prometió a los reyes que les iba a llevar cuantos esclavos necesitasen. O sea, de inmediato los vio como esclavos.
Ese Colón despistado regresó a estas islas en 1493 en su segundo viaje y, lean bien, no hay certeza de que haya pisado la tierra borinqueña. Así que eso de… “cuando a tus tierras llegó Colón, exclamó lleno de admiración… esta es la linda tierra que busco yo, es Borinquen la hija, la hija del mar y el sol…” le quedó bonita la poesía a don Manuel Fernández Juncos, el de la Avenida, pero ningún historiador se atreve a asegurar si Colón llegó y mucho menos si dijo eso que muy convenientemente se legisló como letra oficial de nuestro himno en 1977.
Un cambio notó Colón:
antes, hospitalidad,
ahora, de hostilidad
palpó cierta sensación.
Ya luego hubo rebelión
en la tierra conquistada.
La contradicción mostrada
al comienzo arroja luz:
en una mano la cruz
en la otra mano la espada.
Sigamos. También podemos honrar a Colón el Pandemioso pues dice Fray Bartolomé de las Casas que la gente, principalmente los indios, se comenzaron a enfermar y los que no murieron por las enfermedades de los recién llegados murieron por los malos tratos y la esclavitud. Pero también podríamos honrar a Colón el convicto ya que en su tercer viaje, en 1499, cuando todavía no se había enterado de que no había llegado a la India, se encontró en La Española, lo que es hoy República Dominicana más Haití, que era la sede de su administración, con una revuelta de los españoles que se habían quedado allí mientras él iba y venía. Habían arrasado con todo, incluyendo a los nativos, pero él se hizo de la vista larga y entonces de España enviaron a un tal Francisco de Bobadilla, una especie de Fiscal Especial Independiente, pero más comprometido, a investigar lo que había sucedido.
No era un bobo Bobadilla;
era un juez pesquisidor
que a nuestro descubridor
en malos manejos pilla.
Lo arresta con su cuadrilla
y lo envía encadenado
a España. Llega humillado,
pero Isabel lo perdona
y como no lo abandona
su historia no ha terminado.
Volvamos al traslado de la estatua de Colón y los 10 millones que cuesta. Quizás la intención es honrar al Colón insistente pues luego del perdón de la Reina, insistió y vuelve a un cuarto viaje en 1502.
No se rinde el Almirante
y vuelve a echarse a la mar
algo desea encontrar
que le impulsa a ir adelante.
El preocupado semblante
denota un alma intranquila.
A Centroamérica enfila
Colón y en llegar se apura.
Claros signos de locura
hay en su mente intranquila.
La verdad es que estaba malito de la mente. Cristóbal Colón le escribe al Papa y le dice que con las riquezas obtenidas en las Indias Occidentales se podría sufragar una nueva Cruzada para tomar Tierra Santa y se ofrece a dirigir la toma de Jerusalén. En 1504, 12 años después de llegar acá, Cristóbal Colón, que aún no sabía que había llegado a un nuevo continente, termina perdiendo sus cuatro naves en su cuarto intento y naufraga con sus hombres cerca de Jamaica. Desde allí, ya rescatado, escribió una carta donde decía estar convencido que estaba cerca del Jardín del Edén y de las minas del Rey Salomón. Regresó finalmente a España como pasajero de una nave mercante el 7 de noviembre de 1504.
Con un Reggae jamaiquino,
vemos bajar el telón
para Cristóbal Colón.
¡Triste fin de su camino!
Dedicatoria:
al Dr. Sebastian Robiu, mi profesor del curso doctoral Historia 1225, del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Si usted quiere saber de nuestros indios, lea sus libros y sus valiosas investigaciones.