Una entrevista especial sobre Viajes, Palabras y Balas

By Silverio Perez

Una entrevista especial sobre Viajes, Palabras y Balas

La periodista de El Nuevo Día, Mariella Fullana, es una persona de gran conocimiento cultural y ser entrevistado por ella es un gozo intelectual. Les comparto los detalles de esta entrevista que recientemente me hizo.

Fueron muchos los años que Silverio Pérez le rehuyó a la palabra escritor. A pesar de que escribe columnas en diversos medios desde la década del ochenta y tiene a su haber una decena de libros, no se convencía del todo de que fuera un autor, propiamente dicho. Pero luego de haber incursionado en el género de la ficción en el 2017 con su primera novela “Un espejo en la selva”,

y tras haber publicado su libro de memorias, “Solo cuento con el cuento que te cuento” (2018), Silverio Pérez comenzó a convencerse de lo que siempre ha sido: escritor.

 

Eso se reafirma con su nuevo libro de ficción, “Viajes, palabras y balas”,donde comparte cuatro fascinantes relatos/cuentos que capturan al lector de forma inmediata. La publicación –hermosamente diseñada- es una nueva oportunidad para redescubrir al autor, quien ahora se asume con ese sombrero sin timidez y con la certeza de que en esta práctica habita su gran pasión.

“Me di cuenta que lo que a mí ahora mismo me fascina es meterme en una biblioteca a trabajar en lo que estoy estudiando, de lo que estoy escribiendo. Anoche estaba en un ensayo de Haciendo Punto y me di cuenta que, aunque sí estaba allí, la pasión no está ahí ya, la pasión está en lo de escribir e investigar”, confiesa.

“Viajes, palabras y balas”, que consta de los cuentos “Los viajes de Carpeteado”, “Salón Boricua”, “Vísteme de viaje” y “Palabras y balas”, demuestra ese trabajo de hormiga del escritor, ya que cada uno contiene datos históricos que se funden con la ficción.

 Silverio Pérez demuestra gran dominio y maestría en la ficción histórica, sobre todo con el primer relato del libro, “Los viajes de Carpeteado”, una secuela actualizada de un cuento escrito por don Ramón Emeterio Betances, “Viajes de Escaldado” (1888), inspirado a su vez en los “Viajes de Escarmentado”, de Volataire. Este relato –que realizó originalmente para un curso doctoral en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe- lo construyó a partir de una invitación que le hiciera el profesor Mario Cancel Sepúlveda (que estuvo a cargo del prólogo del libro), así como por un comentario anterior de la escritora Carmen Lugo Filippi.

“Este es un personaje que se mete en problemas y que se utiliza para denunciar hechos históricos del momento. Él siempre tiene una cierta inocencia y cae de revolú en revolú. A diferencia del personaje de Voltaire, el de Betances va adquiriendo conciencia. Y ese modelo de Betances me gustó más y desarrollé esta historia que es la secuencia de un personaje que se va metiendo en problemas, en sucesos importantes en la historia desde 1917 hasta la modernidad, digamos que hasta Carlos Romero Barceló”, explica Silverio sobre este relato.

Otro cuento en el que se percibe ese trabajo investigativo es en “Palabras y balas”, donde narra de forma cinematográfica las horas previas, durante y después del asesinato de Filiberto Ojeda, todo visto a través de los ojos de una periodista.

Silverio Pérez logró armar este maravilloso relato gracias a que la viuda de Ojeda, Elma Beatriz Rosado, le permitió acceder a muchos documentos legales sobre la muerte del líder del Ejército Popular Boricua, conocido como los Macheteros. Además, visitó la residencia donde fue abatido a tiros por el FBI. Toda esa experiencia, le permitió hacer un cuento que sirve a su vez como documento histórico de lo acontecido aquel 23 de septiembre de 2005.

Los otros dos cuentos, “Salón Boricua” y “Vísteme de viaje”, también se caracterizan por estar hilvanados con sucesos históricos, como fue el ataque a la barbería de Vidal Santiago en 1950, y los huracanes que nos han marcado como país, respectivamente.

“Vísteme de viaje” es el cuento más íntimo del libro, ya que Silverio Pérez se inspiró en sus padres para darle forma a este hermoso relato que rinde homenaje a las cuidadoras, tan invisibilizadas en la sociedad. Fue, a su vez, el más retante, porque estaba muy cercano al autor.

“Cuando me enfrento al hecho de que estos personajes basados en mis papás mueren, yo como que me tranqué, no sabía cómo articularlo. Pero en un momento dado dije yo tengo derecho a tener un duelo adelantado’”, relata. “De todas las historias de este libro, ese es un cuento un poco distinto a los otros tres, que lo tenía que hacer”, señala sobre la pieza que narra la historia de un matrimonio de ancianos a los que tres huracanes marcaron.

 ¿Qué te permite la ficción que no te permiten otros géneros como la opinión?

Con este libro me doy cuenta de que a través de la literatura uno puede contar la historia también y que no solamente la puedes contar, sino que es válida el contarla desde la literatura, desde la ficción, porque es una forma de fijar hechos históricos en la mente de la persona a través de otro mecanismo que posiblemente a través de la historiografía no le llega.

En ese momento de tu vida, después de una trayectoria tan diversa, ¿cuánto te estás disfrutando esta etapa de este escritor tardío de ficción?

Más que nada.

¿Crees que tenías que llegar a esta edad para poder hacer este trabajo o hubieses querido comenzar antes?

 

No se hubiese podido dar antes porque antes pasaron tantas cosas y entre ellas era importante el momento de maduración. A mí me parece que el cambio de siglo –todo empezó con los libros de motivación- realmente es el momento en que yo empiezo ese cuestionamiento de estoy escribiendo, pero, ¿soy escritor? Ahí decido hacer la maestría en Creación Literaria (en la Universidad del Sagrado Corazón) y ahí fue el antes y después porque me sentí de repente que llegué a donde quería llegar y es aquí. Me parece maravilloso que uno a mi edad encuentre algo que le apasione y que sea afín a tu tiempo.

¿Este escritor que eres ahora cómo ve al Silverio que empezó en la literatura con los libros de humortivación?

 

Cuando he ojeado esos dos primeros libros de motivación, veo esa ingenuidad, ese deseo de decir lo que quería decir por encima de la forma. Pero también reconozco que había ya una semilla de redacción producto del trabajo como columnista desde 1983 en distintos medios y eso me ayudó muchísimo.

Miro hacia atrás y me asombro también en algunas ocasiones porque en ese libro de “Domesticando tu dinosaurio” (2005) –que voy a sacar una nueva edición ahora porque se agotó- lo primero que hago es un cuento. Repaso las columnas y de pronto hay una columna de Sila y El Gabo y era una conversación ficticia entre Sila Calderón y Gabriel García Márquez hablando de la soledad. Así que eso estaba ahí. Lo que no estaba era la madurez. El tiempo tenía que ser ahora, sin lugar a dudas.

El país está atravesando por muchas situaciones a diario y se siente que es golpe tras golpe. ¿Es la literatura una forma también de apostar al país desde la esperanza?

He llegado en un momento que he querido deliberadamente desconectarme un poco porque me doy cuenta que parte también de la desesperanza general es parte de un diseño. Es te golpeo tantas veces que ya cualquier otro golpe no puedes responder, y entonces, hay que tomar distancia. Siento que he preferido tomar distancia para poder mirar un poco mejor y al tomar distancia me doy cuenta que la responsabilidad de lo que nos pasa no es única y en una sola dirección. Todos tenemos que hacer un examen de si nuestro discurso ya está passé. Tiene que haber una renovación del discurso porque los que lo están haciendo son los conservadores y se van a quedar con el canto porque son parte de una corriente conservadora que está ocurriendo en el mundo y el cual conecta con mucha gente porque las colonias son conservadoras.

 

¿Crees que puedes aportar más al país desde este espacio?

Me voy a concentrar donde pueda ser más efectivo, donde pueda contribuir conscientemente. Y esa zona creo que es la literatura, el dar cursos, el escribir.

¿Ya trabajas en algo nuevo?

Mi próximo proyecto sería ver cómo la sátira, en mi caso, me ha servido para contar parte de la historia de Puerto Rico desde que empecé con Los Rayos Gamma hasta el presente. Me parece que es algo me debo. Sería como una compilación, rescatar mucho de ese material suelto que he escrito y traerlo como una mirada desde la sátira.

 

 



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