NO-VIEMBRE empieza con NO
By Silverio Perez
Esta es la última de cinco columnas que escribo previo a las elecciones. Hoy les comparto una sensación visceral que he percibido en muy pocas de las elecciones que he observado desde mi primer voto en 1972. Es una especie de asfixie, de hartura, de indignación, de molestia que usualmente se manifiesta en un voto en contra de, más que a favor de.
La publicación de los salarios de los empleados del Senado de Tomás Rivera Schatz y de la Cámara de Johnny Méndez, el primero del bando de Wanda Vázquez y el segundo de Pedro Pierluisi, gracias a las gestiones en los tribunales de Eva Prados, del Movimiento Victoria Ciudadana, le recuerda a los electores los cuatro años de esta desastrosa administración y de una corrupción sin precedentes. Eso mueve a muchos a votar en contra del partido gobernante. Pero más aún, en los electores del mismo partido, en su inmensa mayoría gente decente que experimenta vergüenza ajena, ha salido a la superficie una campaña a sotto voce para dar un voto mixto intrapartido que castigue a Rivera Schatz y a Johnny Méndez. Ese es el primer gran No.
En el Partido Popular hay también un No flotando en el ambiente, no solo de los partidarios de Carmen Yulín Cruz, que no ha endosado a Charlie Delgado, sino de muchos que ven con preocupación que el partido liberal de centro, que por tantos años fue esa colectividad, se haya movido a una posición conservadora. Tengo amigos que han ocupado posiciones de liderato en el Partido Popular que me han expresado que su No a esa movida a la derecha la manifestarán votando por Juan Dalmau para gobernador, pero por Aníbal Acevedo Vilá para Comisionado.
La izquierda no está exenta de esa tendencia al No. En las redes se han enredado algunos seguidores del PIP y Victoria Ciudadana en una lucha fraticida, que ha llegado a los insultos, lo que desanima a votantes periferales de esas dos agrupaciones, que de inmediato se agarran del “esto es más de lo mismo”, para regresar a los rediles bipartidistas. Tomo este No, como un castigo al ego de los beligerantes.
Pero el No de mayor trascendencia parece ser el No a la estadidad que se alimenta de diversas fuentes. Por un lado, están los sectores independentistas y populares, los defensores de la cultura y la identidad puertorriqueña, los amantes de nuestra soberanía deportiva, y todos aquellos que entienden que Puerto Rico es una nación que no podrá diluirse nunca en otra nacionalidad. Pero emerge otro inesperado grupo a favor del No. Se trata de estadistas que se han convencido de que el peor enemigo de la estadidad es el Partido Nuevo Progresista pues ha utilizado ese ideal para administrar la colonia y disfrutar de los privilegios que le da los billones de fondos públicos. Creen estos estadistas que el truco de Tomás Rivera Schatz del Plebiscito del Sí o No para llevar electores a votar, es un callejón sin salida donde puede salirle el tiro por la culata.
En 1967, la Estadidad, con el ELA en todo su apogeo, sacó un 39%. En 1993, con un Pedro Rosselló en su punto de mayor arraigo, subió a un 46.3%. En el 1998, con Rosselló de salida, sacó, 46.5%. Pero en el 2012 comenzaron los trucos y la decadencia. Aunque la gente le dijo No con un 53.97% al status colonial actual, en la otra pregunta donde se dividía el apoyo al ELA, la estadidad logró un artificial 61.16%. En el 2017 volvió el truco, lo cual provocó hubo un boicot al Plebiscito donde solo votó el 22% del electorado. La estadidad alegó una victoria del 97.18%. En Washington no se creyeron el truco y por eso no avalaron este nuevo referéndum. ¿Cómo van a explicar los truqueros el que aún ganando el Sí la estadidad baje dramáticamente de ese 97.18% alegado? Para estos otros estadistas, es necesario votarle No al truco que tanto daño le ha hecho a la estadidad.
Veremos cuál de los diversos No, prevalece este tres de No-viembre.
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